Frenar el avance del Rectorado sin perder legítimas conquistas democráticas | Sociales Interclaustros

La crisis política e institucional que transita la Facultad de Sociales es profunda, y tiene una historia bastante larga que todxs conocemos y padecemos. Para vivenciar esto da lo mismo si formamos parte del reducido núcleo de personas muy activas en el día a día de la política de la Facultad, o si mantenemos con ella una relación más incidental, reducida apenas a dar o tomar clases y volver a casa (al menos, hasta que irrumpió la pandemia en marzo de 2020).

No hace falta ser activx militante para experimentar un enorme malestar al trabajar gratis, al esperar años por un concurso que nunca llega, al remar por postergadas designaciones y promociones en nuestros equipos docentes, al lidiar con laberintos burocráticos para poder cursar una materia en una carrera distinta a la propia. Lo que quizás sea menos evidente y poco visible para todo el mundo es la dependencia que estas situaciones de malestar mantienen con el contexto institucional más amplio donde se inserta Sociales: la UBA.

Para ceñirnos sólo a los últimos años, las relaciones de la gestión actual de la Facultad con radicales y peronistas alineados con el Rectorado de la UBA pasaron de la alianza a la tensión, y de ahí al directo enfrentamiento. Además de retacear recursos y boicotear los concursos de profesorxs no afines a su gestión, el Rectorado encontró una vía rápida y eficaz para influir en Sociales. Desde 2019 viene incorporando al padrón un nutrido conjunto de profesorxs del CBC, en su mayoría de su manifiesta proximidad política o personal, que fueron beneficiarixs de concursos express y de jurados amigables. Mientras más de 500 profesorxs interinxs esperan por años su regularidad, la gestión del CBC acelera concursos para llevar agua para su molino, trayendo a votar a Sociales a quienes supone que torcerán la relación de fuerzas a su favor. No creemos pecar de apocalípticxs al ver en estas situaciones la antesala de escenarios aún peores, como los que observamos en estos días en Psicología, cercanos a la proscripción de espacios políticos opositores.

No es esto lo único ni lo peor entre las políticas que el Rectorado despliega con relación a la Facultad, la que, por cierto, no ha sido siempre víctima pasiva ni inocente. Diversos actores de nuestra propia Facultad han contribuido activamente a la degradación de nuestra vida institucional y a la deriva del proyecto político-académico. Pero en la encrucijada actual, lo que nos parece claro es que el posicionamiento político no puede ser ni neutral ni ambiguo: para Sociales Interclaustros es imperativo frenar el avance del Rectorado sobre nuestra vida política e institucional. Necesitamos recuperar para la Facultad la potestad de generar un proyecto académico superador del estado de cosas existente.

Esto lo planteamos desde una agrupación que nuclea compañerxs de los diversos claustros y de las distintas carreras, reunidxs en torno a principios y reivindicaciones a defender en cualquier escenario y desde cualquier lugar: la apuesta por construir una Facultad transversal que integre sus disciplinas; que esté libre de violencias machistas; que otorgue previsibilidad, regularidad y transparencia a los concursos y nombramientos de todas las categorías docentes; que transforme el anticuado modelo de cátedras; que acabe con la “política del padrón” que subordina todo proyecto académico; que establezca el claustro único docente, que asegure condiciones de infraestructura adecuadas, etc.

El cronograma electoral establecido por el Consejo Directivo es el resultado de una negociación que las autoridades de la Facultad encararon en una situación de franca debilidad ante las imposiciones extorsivas de una oposición decidida a capitalizar una crisis sin precedentes. Es también una de las últimas acciones de un decanato que, como resultado de una alianza de gobierno evidentemente fallida, muy pronto naufragó en la parálisis, el internismo y la subordinación al Rectorado.

Al desdoblar las elecciones según claustros -tanto para el Consejo Directivo como para director/a y Juntas de carrera-, el calendario electoral tiene consecuencias preocupantes. Tal como están las cosas, las elecciones no serán simultáneas, como es lo habitual, sino que dentro de un mes se debería votar el claustro de profesores, dentro de tres meses el de graduadxs, y no se sabe aún cuándo lxs estudiantes.

Sostenemos que este cronograma debe ser reconsiderado, pues aún se está a tiempo de hacerlo. El cierre de listas es inminente (2 de junio para presentación de listas de profesorxs para CD y Juntas, así como directorxs de carreras), pero las fechas de las elecciones todavía podrían ser modificadas para que la simultaneidad de los comicios en los diferentes claustros resulte posible.

Comprendemos la premura por frenar la incesante inflación del padrón con profesores del CBC, pero el cronograma así planteado supone serios inconvenientes. En primer lugar, y como lo reconoce la propia convocatoria en su artículo 4°, se pretende que en medio de la segunda ola de la pandemia nos movilicemos profesorxs, graduadxs y trabajadorxs no docentes, mayoritariamente sin vacunar, a participar del comicio en el inconcluso edificio de Santiago del Estero, exponiéndonos a graves riesgos sanitarios.

En segundo lugar, el desdoblamiento de los comicios es gravemente lesivo para el juego democrático, al reducir a los claustros de graduadxs y de estudiantes a meros espectadorxs de una disputa que ya se habrá dirimido en el claustro de profesorxs. Lxs graduadxs votarían con las elecciones de la mitad del Consejo Directivo y de un tercio de las Juntas ya definidas previamente por lxs profesorxs. Lxs estudiantes votarían apenas por las 4 sillas restantes del CD (sobre 16) y con dos tercios de las Juntas ya elegidxs por los demás claustros. Pero el mayor perjuicio recae, sin dudas, sobre la elección directa ponderada a la dirección de las carreras, acaso la institución más democrática que existe en toda la Universidad de Buenos Aires y a la que este cronograma desnaturaliza: lxs estudiantes asistirán a la elección extremadamente condicionadxs por los resultados en los otros dos claustros y sin posibilidades de impulsar candidaturas expectables para asumir la conducción de sus respectivas carreras.

Sin duda, la nuestra es una democracia débil e imperfecta, y siempre hemos bregado por su profundización. La elección directa de directorxs de carrera ha sido en su momento un avance democrático significativo, logrado por la lucha sostenida de estudiantes y docentes. Pero todavía sigue tristemente pendiente el otorgamiento de derechos de ciudadanía a lxs compañerxs docentes auxiliares, hoy perdidxs en un claustro de graduadxs que desdibuja su verdadera identidad. El claustro único docente en las juntas de carrera sería una reforma que, además, ni siquiera incumbe a la UBA, y podría perfectamente resolverse “en casa”.

En síntesis, manifestamos nuestro acuerdo con el esfuerzo ya puesto en marcha para frenar el avance del Rectorado sobre nuestra Facultad, al tiempo que planteamos serias objeciones respecto de un cronograma que profundiza la regresividad ya existente en la distribución del poder entre los diversos claustros, y supone un retroceso en cuanto a derechos democráticos ya conquistados.

SOCIALES INTERCLAUSTROS

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