Cada 24 de marzo, el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, nos invita a no olvidar las violaciones de derechos humanos cometidas por la última dictadura cívico-militar. 

El plan de violencia sistemática se centró en la clase trabajadora, con el objetivo de romper con su poder organizativo. No es casualidad que la mayoría de las personas detenidas ilegalmente, torturadas, asesinadas y desaparecidas eran trabajadores/as, activistas y delegados/as de base. Este proceso se dio con la complicidad de las cúpulas empresariales, quienes proveyeron información y cedieron parte de sus establecimientos como centros clandestinos de detención. Así lo demuestran la investigación realizada por el CELS y Flacso sobre la responsabilidad empresarial en los delitos de lesa humanidad, así como también las condenas judiciales para empresarios de Ford y La Veloz del Norte. 

Además, el ataque desplegado en contra de los/as trabajadores/as incluyó la modificación de la estructura económica y productiva. Con el gobierno de facto de marzo de 1976, se implantó el modelo neoliberal, que implicó una fuerte desindustrialización, pérdida de legislación laboral y crisis profunda en la conformación del mundo del trabajo.

A pesar de que ya transcurrieron 40 años ininterrumpidos de democracia, todavía quedan lastres inadmisibles de aquella dictadura cívico-militar. Hace unos días, falleció impune uno de los responsables máximos de la “Noche del Apagón” en la localidad de Ledesma, Jujuy, un emblema de la complicidad del poder económico concentrado con el accionar represivo de las fuerzas armadas. La celeridad de los juicios es necesaria, para evitar que los responsables queden impunes. El éxito nacional e internacional de la producción audiovisual cinematográfica “Argentina, 1985” (que durante el día de hoy se puede ver gratuitamente en la plataforma productora), da muestras claras del rumbo a tomar, pese a que diversas figuras públicas negacionistas la celebran incoherentemente.

Este 24M nos obliga nuevamente a la defensa de la democracia como régimen político. La extrema derecha avanza dando muestras de su violencia institucional, económica y simbólica. Las constantes amenazas de lawfare que ignoran la voluntad popular son el trasfondo de declaraciones y discursos sin ningún filtro. Ya no se maquilla, ni se pretende ocultar. Ejemplo de ello son las frases que niegan la violencia desplegada, que reivindican la mano dura o esperan volver a “la época de los militares”. O aquellas que asocian la defensa de los derechos humanos a un “curro”. 

Cada 24 de marzo nos convoca a manifestarnos y a defender la democracia, a recordar que los derechos se consiguen y sostienen mediante acción colectiva, y a continuar reclamando justicia para todos los responsables del terrorismo de Estado. 

Decimos Nunca Más a los crímenes por cuestiones políticas y/o sindicales. 

Decimos Nunca Más a la impunidad para los represores.

Decimos Nunca Más a la invisibilización de la complicidad civil y empresaria.

Decimos Nunca Más al negacionismo del terrorismo de Estado.

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