Este día conmemoramos una vez más la lucha por la reducción de la jornada laboral a 8 horas de los trabajadores y trabajadoras iniciada el 1° de mayo de 1886. En esta fecha nos enfrentamos a los estragos económicos, sociales y sanitarios de la pandemia por COVID-19, que no hizo más que profundizar las desigualdades entre países centrales y periféricos, así como al interior de cada país. Las consecuencias sobre los sectores más pobres y desprotegidos se acentúan a medida que se hace necesario profundizar las medidas de aislamiento. A su vez, las tareas domésticas y de cuidado continúan cayendo sobre las mujeres, lo que incrementa las jornadas de trabajo -tanto productivo como reproductivo-. En este contexto, este 1° de mayo nos invita a recordar la importancia de políticas públicas que protejan a la parte más débil de las relaciones laborales: la clase trabajadora, cualquiera sea su condición (asalariado/a, desocupado/a, trabajador/a de la economía popular, jubilado/a).

Por otra parte, este día nos encuentra una vez más denunciando y luchando contra las prácticas discriminatorias que la Dirección de la Carrera históricamente ha ejercido sobre los sectores de oposición en general, y sobre integrantes de nuestro espacio Democratización RT en particular. Las denuncias de discriminación por parte de docentes son cada vez más frecuentes y, en este sentido, asombra el silencio de gran parte de la comunidad académica, que prefiere hacer oídos sordos frente a hechos de violencia –institucional, simbólica y de género- cuando estos se dan al interior de nuestra casa de estudios y son dirigidos a trabajadores/as docentes por el mero hecho de pensar diferente. 

Sin ir más lejos, en la última Junta de Carrera se realizaron dos denuncias públicas sobre discriminación y violencia institucional que involucran a autoridades de la gestión y sobre las cuales se decidió hacer caso omiso. Por un lado, una docente denunció haber sido desplazada, tanto ella como sus compañeros, de horas cátedra que tenían asignadas en un posgrado. Por otro lado,  otra  profesora denunció estar padeciendo hace ya tiempo situaciones de acoso y discriminación por parte del Secretario Académico, Luis Roa. Como dato de color, se destaca que ambas trabajadoras denunciantes pertenecen a diferentes espacios políticos de oposición a la gestión de la Carrera, lo que se interpreta lisa y llanamente como persecusión política y laboral.

Frente a estos lamentables hechos de violencia, solo hubo silencio por parte de los espacios Prioridad RT y UES, lo que los transforma en cómplices. ¿Se puede continuar con la sesión como si allí no pasó nada luego de esos sucesos? ¿En qué momento perdimos el rumbo como comunidad y llegamos a esto? Pareciera que las materias de acoso laboral y las actividades sobre el convenio 190  y sobre género son lindas para la foto y para mostrar hacia afuera una preocupación que no existe hacia adentro. Entendemos que lo que sucedió el otro día es un límite inaceptable y que debe repensarse la gestión puertas adentro. Invitamos formalmente a las compañeras de la comisión de género y a  los docentes a cargo de materias sobre acoso laboral a trabajar con nosotros/as en pos de la culminación del acoso laboral y la discriminación de género al interior de la Carrera más allá de pertenencias políticas.  ¿Cómo puede ser posible que ello suceda en Relaciones del Trabajo? Nos cansamos de escuchar sobre la defensa de los derechos de los/as trabajadores/as, pero luego esto se torna en silencio cuando quienes reclaman son los/as propios/as docentes. Cinismo puro. 

Estos repudiables métodos de hostigamiento no constituyen hechos aislados en nuestra Carrera, sino que están en sintonía con una lógica persecutoria propia de la Universidad de Buenos Aires, que reproduce y naturaliza estas prácticas. El despido de docentes de CBC y de otras Facultades por sus ideas no son más que la violación a todo derecho laboral y humano. La pérdida de expedientes de docentes concursados opositores es otra muestra de esta vulneración de derechos. Nada de esto nos sorprende, los espacios afines al Rectorado –la gestión de nuestra Carrera es uno de ellos- siempre han avasallado–sin importar quién, cómo ni cuándo- a las personas que piensan diferente y militan por un proyecto de Carrera, Facultad o universidad alternativo. Es hora de decirles basta. Hasta aquí llegamos.

Este 1° de mayo, Democratización RT se pronuncia y dice EMPECEMOS POR CASA:

  • El respeto a los derechos laborales de todos/as los/as trabajadores docentes.
  • La aplicación del convenio colectivo único para los/as docentes de las universidades nacionales.
  • El cese de toda práctica discriminatoria y de acoso, de las autoridades de la Carrera por motivo de género o pertenencia política o gremial. 
  • La representación con voz y voto del personal “no docente” en los órganos de co-gobierno de la facultad.
  • El otorgamiento de dispensas y suplencias pagas a trabajadores/as docentes y administrativos/as con responsabilidades familiares o factores de riesgo.

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